Tercera y última parte del relato excelso de mi amigo Benjamín («Bemba»). Espero os haya causado, al menos, un atisbo de curiosidad.
«Pero esto ocurrió hace mucho tiempo, ya ha pasado un mes, atrás quedan nuestro ambicioso proyecto de escribir un libro a dos manos. Pero es que el otro día ocurrió algo, te vi andando por una céntrica plaza de una ciudad sureña, sí, te vi, Petra, pero no me acerqué a ti, sólo fui testigo de tu caminar elástico y del coro de miradas varoniles, incluso de alguna femenina, que acompañaban tu ingenuo desfile, y te vi casada, y con un hijo retozón y, todo hay que decirlo, un tanto malcriado, y el padre de tu hijo era nada menos que Justino, Dios, qué ha pasado, qué fue de lo nuestro, yo ya lo sabía, estamos condenados desde siempre a no contemplarnos en nuestra forma real, seré testigo de como adquieres y deshechas a tus parejas mientras yo formo una familia que ignorará nuestro secreto, el cielo ha dictado sentencia, yo jamás te he querido y tú no sabes de qué te estoy hablando. Esperaré pacientemente a que se escriba otro encuentro. ¿Acaso me has visto tú a mí en alguna ocasión en este tiempo de separación y no te has dignado a saludarme, a hacerme partícipe de tu presencia, de tu palabra justa, qué es de tu vida, estás echando barriga? Espero ansioso que contestes a la presente con una absoluta ignorancia.
El primo Jaime.»
– Cardigan: Mango
– Top: Berskha
– Pantalón: Easy Wear
– Zapatos: Shoes piel
– Gafas de sol: Reserve Naturelle
Ya ha terminado las Navidades. ¡Alabado sea Dios! (nótese la paradoja). Ahora tocar sacar los trajes de colorines y las pinturas faciales y prepararnos para la última fiesta pagana; el Carnaval. Que mira que después llega cuaresma y se acabo el jolgorio. ¡Qué nos gusta una fiesta!
Nos vemos el viernes.
Besos, Petra