«Una estación de tren. Sólo se oye una voz incolora por megafonía. Nada más desolador. Se moja la córnea…. Pero ya soy mayor para estos desalientos. Ni siquiera me apetece empezar ese libro nuevo. Vuelve la monótona voz a vejar mis oídos. Que hartura de lo mundano, lo mediocre, la normalidad… Miro el reloj. Aún queda otro cuarto de hora hasta que llegue el tren. Llegan los primeros viajeros y uno se…