MI SUMISO Y YO
Tengo un sumiso como asistente personal. Contesta los correos por mí, me hace los recados y hasta lo puedo usar de bandeja para apoyar la taza de ardiente té, mientras saboreo las líneas de un buen libro. Todo a cambio de un poco de mano dura. Es, digamos, una simbiosis bien avenida. Le llamo “mi…