OTRA VISIÓN APOCALÍPTICA

 Vale, no es la continuación del otro relato, pero es que últimamente se me aparecen visiones de lugares oníricos y desiertos que siento la necesidad de recrear con palabras. Es como si tuviera déjà vu constantes; reminiscencias de una vida anterior llena de aventuras solitarias allende los mares…

«No había mucho para ver: unas pocas chozas de barro de cuyos techos se elevaban perezosas espirales de humo; campos indómitos poblados por tortuosos arbustos espinosos, acacias atrofiadas y palmeras; ruinas de casas de piedra antiguamente habitadas, un pequeño templo cuyos seis pilares arañaban el cielo azul con sus dedos delicados que la luz matinal teñía de un blanco resplandeciente, y entre el pastizal mecido por el viento asomaban algunas piedras  como los huesos rotos y desnudos de la tierra misma, un jardín abandonado convertido en una colección de varas secas y una alfombra rojiza de césped. Las piedras del suelo estaban llenas de grietas, arqueadas y desperdigadas y entre ellas asomaban los arbustos espinosos del desierto, cuyos colores iban de un gris sucio hasta un amarillo barroso.

Se volvió, casi al borde del llanto, sintiendo en sus entrañas la infinita y patética soledad de ese lugar.»

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Estoy yo muy «iluminatis» en estos días. Será el calor…

Nos vemos el jueves.

Besos, Petra

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