Lo fácil sería hablar de los atentados del pasado viernes en la ciudad de la luz. Criticar a voz en grito, clamar venganza contra esos mal nacidos que siembran la barbarie y la violencia allá por donde pasan. ¿Pero sabéis qué? Que no voy a hacerlo. Tampoco me voy a poner la banderita tricolor en mi perfil para sentir que ensucio mi conciencia más que limpiarla mientras estoy cómodamente en mi sillón tomando leche con galletas y miro con horror occidental, las imágenes y vídeos colgados en las redes sociales cuando aún no se ha secado la sangre de las calles. «Je ne sui Paris» como tampoco fui Charlie Hebdo. Porque el mundo en general; el humano, es un bicho muy trabajoso por no decir muy hijo de la gran puta. Porque igual de cómplices son los que ejecutan como los que legalizan. Porque la cadena tiene muchos eslabones y basta que se rompa uno para que la cosa se vaya de las manos. Que la ciudad del Amor lo seguirá siendo por mucho que se esmeren algunos en que sea un infierno. Porque ciudades hay muchas a lo largo y ancho de este mundo. Y que si el efecto mariposa nos trae una brisa agradable a nuestra ventana, recordad que en otro lugar será un huracán lo que desencadene. Lo mejor que se puede hacer es persistir, persistir y persistir. La lógica y la razón van de la mano y solo tienen un camino.
- Vestido: Easy wear
- Sandalias: Formula Joven
Bueno, y así acaba otro día más con este veranillo de San Martín que estamos viviendo aquí en el Sur. Espero que mis desvaríos no os distorsionen la realidad, que para eso ya están los medios de comunicación.
Nos vemos el viernes.
Besos, Petra