FILOSOFÍA VS MATEMÁTICAS

Mantengo un debate eterno con una amiga sobre lo necesario de la filosofía (yo), y las matemáticas (ella) en estos tiempos que corren. Ella, sostiene que todo se cuantifica o basa de un modo u otro en las ciencias puras. Desde la belleza con sus proporciones áureas, hasta conceptos artísticos como la pintura, la música o la fotografía. Y no le falta razón. Pero una que es alérgica a los números ad nauseam, se niega a aceptar que los mayores logros de la humanidad se den por ecuaciones imposibles. Se entra casi sin querer en la disyuntiva: ¿Qué es “más mejor”, poner un cohete en la luna o la labor de la Madre Teresa de Calcuta? Unos, trabajan por y para el progreso y para eso necesitan de las matemáticas como agua de mayo, y otros se mueven a base de observancia de la religión –que no son más que distintas ramas de la filosofía que permanecen desde la antigüedad cambiando algunos conceptos-. Ahora nos acercamos más a las matemáticas por derecho propio, todo hay que decirlo. El arte de debatir sin acritud, de despojarse de todos los velos hasta llegar a la esencia prístina y pura de la verdad se hace una tarea demasiado hercúlea para llevarla a cabo. La filosofía va demasiado lenta y es soporífera de estudiar e incluso de comprender. Tender a pensamientos tan elevados como los de los antiguos es IMPOSIBLE hoy en día. Sí digo:

“Parra contextualizar la epistemología subyacente en la alegoría del Mito de la Caverna de Platón […]” es como decirme a mí:  “El logaritmo neperiano de la integral impropia del límite cuando X tiende al infinito […]

La conclusión es la misma: Zzzzzzz…

Pero al igual que sin las matemáticas no  disfrutariamos de la banda sonora de Starwars, cierto es también que sin nuestra denostada  filosofía no podría yo estar escribiendo este texto, ni los políticos declamando en ese corralón barriobajero que es el Congreso. Por hacer alguna analogía.  Nunca en la vida, habíamos estado tan lejos de la ética pura (sin moralina final fácil), de los preceptos y pensamientos empíreos y elevados que nos legaron nuestros antepasados aristocráticos. -No nos olvidemos que, “aristocracia”, es una palabra que se ha ido desvirtuando desde su concepto honorable hasta prostituirse a las acepciones que tiene ahora-. ¿Cómo hemos podido involucionar tanto? ¿Cómo osamos aplastar de un papirotazo, años y más años de deducciones sesudas que nos han hecho lo que somos, mal que nos pese? A veces, leyendo a Sócrates, Aristóteles o Parménides, siento que eran la elite de un planeta allende el universo, que vinieron para desentrañarnos los resortes del conocimiento, intentándolo duramente durante cientos de años y que, desengañados y cabizbajos, se volvieron por donde habían venido puesto que, en este terruño de tarugos, poco podían hacer. Pero al existir aquí y entonces, nos dejaron un legado que nos empeñamos a veces en destruir en pos de una modernidad en forma de apisonadora gigante sepultando milenios de cultura, para dejar el kilometraje a 0 y empezar de nuevo. No está mal. No lo critico. Las crisis del tipo que sean, son un punto de inflexión interesante y vivo, pero yo creo que ambos conceptos no son excluyentes. El nuevo pensamiento, se puede retroalimentar del antiguo y viceversa. Al igual que Descartes, Pitágoras o Demócrito eran filósofos y matemáticos.

Para rematar la faena os pongo la descripción de un cínico que hace Alcifrón:

“Es un espectáculo horrible y penoso de ver, cuando agita su sucia melena y te mira insolentemente. Se presenta medio desnudo, con una capa raída, una bolsita colgante y, entre sus manos, una maza hecha de madera de peral silvestre. Va descalzo, no se lava y carece de oficio y beneficio. No quiere saber nada de su hacienda ni de nosotros, sus padres, sino que, por el contrario, nos reniega, pues afirma que todas las cosas son obra de la naturaleza y que la unión de elementos es la causa de la generación y no los progenitores. Evidentemente, desprecia el dinero y aborrece el cultivo de la tierra. No tiene sentido de la vergüenza y el pudor se ha borrado de su rostro”

Que no sabes si está describiendo a un individuo de la Antigua Grecia o un perroflauta del SXXI…

Es que los lunes me pongo muy filosófica. Mañana todo volverá a la normalidad. Juro.

Besos, Petra.

 

 

Comments

comments