Me paso rápidamente por este rincón que compartimos, en medio de la vorágine consumista propia de estas fechas y con el pantalón desabrochado después de tanta comilona, para desearos una feliz Navidad y un prospero año nuevo. A pesar de que soy un «hater» (un@ que odia algo) de estas fiestas desde que cumplí la mayoría de edad y me uní a ese ciclo fatídico; Comer y beber hasta potar-ser «bienqueda» como si no hubiera un mañana-hacer colas interminables para gastar cantidades ingentes de dinero que no tienes; que no se diga que no cumplo y os amargo la fiesta a los demás… Aproximadamente cuando descubrí que todo era un timo, que los Reyes Magos eran los padres, que los regalos se compraban en grandes almacenes y estaban hechos en un taller clandestino en Camboya en pleno mes de agosto y con sueldos miserables y condiciones más aún (¡todo muy navideño oiga!), no me parece que se tenga que celebrar nada en estas fechas, que por otra parte, ya podían ser en verano con mejor clima, que no puede una ir mona y divina con tantas capas de ropa. Las cosas siempre, siempre (para que algo sea verdadero y suene más dogmático tienes que repetirlo dos veces) son lo que parecen y si un hijo de perra habitual hace un inciso, un kit kat en estas fechas y se vuelve todo paz y amor; desengáñate, en cuanto desenvuelva los regalos, volverá a su estado natural.
Así que señoras y señores, propongámonos para el año que se acerca, ser buenas personas para el 2017 o, de lo contrario, ser malos malísimos, porque en todo cuento que se precie, debe haber un villano para justificar las hazañas del héroe.
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¿Qué os parece el este look para comeros las uvas? No actualicé ayer, porque era fiesta y si algo tienen de bueno, es que no se curra y yo eso lo llevo a rajatabla, así que el lunes que viene, que también lo es, dejaré el post para el martes.
Besos, Petra