EPISTOLAS

Querido amigo:

Te escribo esta carta, porque sé que es el mejor regalo que puedo hacerte. Te la escribo de puño y letra, pues me parece una manera más humana y más noble para poder acercarme a ti. Ayer estuve leyendo tus epístolas, notas, poemas, misivas….de esas que tú sabes que yo guardo en la caja de mis secretos. Si supieras; si pudiera describirte la tristeza que me invadió…. tan honda, tan profunda…Tristeza por los dos, tristeza por cuanto nos queríamos y como hemos cambiado. Si, ya lo se, los cambios son inevitables, la gente cambia…. pero nosotros no debimos cambiar nunca, al menos no de esa manera tan cruda, tan cruel.

Y mientras leía, cada lágrima era un perdón, una confesión, una ayuda y una comprensión. Pero no hacia ti; sino hacia mi misma. Ahora lo entiendo. Todos estos años han hecho falta para que me diera cuenta de que tu me pedías una ayuda que yo no supe darte. De tu alma se esforzaba por salir un grito desesperado, que yo, impotente no podía acallar. Como me gustaría haber llenado de luz la oscuridad de tu alma, llevarte de la mano amigo mío por caminos en los que pudiéramos respirar el mismo aire, sin interferirnos, sin ponernos trabas y trampas el uno al otro, sin castigarnos por la vida que nos llevaba por senderos distintos. Y ahora estoy aquí, diciéndote que aún hay tiempo. Somos jóvenes. Nuestro espíritu es viejo y nuestro corazón esta ajado, ya lo sé. Pero aún podemos volar. Todavía pareces no darte cuenta de lo presente que estas aquí en mi existencia. Te echo de menos. Tan cerca estas y tan lejos… No te engañes, te lo ruego, no te dejes llevar a una rutina y una existencia con la que no estas a gusto; yo lo se. Debes ser libre, libre para elegir, libre para decir y libre para callar.

Ay….Señor. Como me acuerdo de los tiempos pasados. Sobre todo de los buenos. ¿Recuerdas cuán inocentes éramos todos? Pero, ¡Qué más nos daba! ¡Y qué bien lo pasábamos! Después la vida nos ha ido moldeando, y endureciendo, pero yo procuro y me esfuerzo por seguir conservando ese trozo de inocencia que aún me queda. Me gustaría conservarlo siempre. Aunque para ti sea motivo de mofa. Sabes que eso no te lo tengo en cuenta.

Quiero que esta carta sea un bálsamo para los dos. Para que nuestras heridas se cicatricen un poco más y nos suavice. Es un perdón, un sollozo contenido que es liberado, un suspiro del alma cansada, un abrazo sin manos pero que nos rodea con cariño.

Confío en que nuestros sueños se hagan realidad y que podamos contárnoslos con alegría y salud.

Te quiere mucho,

tu amiga Petra.

 

Las cartas son una costumbre preciosa para mostrar cercanía y amor. Aunque ahora con un whatsapp podemos comunicarnos con el otro lado del mundo en un pestañeo, las palabras escritas siempre tendrán ese halo íntimo y mágico donde si estamos seguros al 100% que nadie vigilara nuestras historias. El correo mantiene su lealtad. Lo se de buena tinta.

Besos, Petra

Comments

comments