Como todos los años, se acerca la noche de los santos difuntos reconvertida (o metida con calzador de Ikea) por los «guiris». Y pongo el adjetivo «fatídica» con razón ya que para mí, que soy un alma sensible (aunque creáis que no) eso de ir por la calle con el corazón en un puño pensando que al doblar cualquier esquina te va a salir un Frankenstein cualquiera pues como que no me va. Este año, no voy a perseverar porque todos sabéis ya lo que opino del tema «trick or treat». Estoy pensando en llenar una cesta de tortas de Algarrobo y cortadillos de Cidra por si a algún infante se le apetece pegar en mi casa, que al menos la criatura se llene la barriga de cosas buenas… Pero a lo que iba: Desde la semana pasada, en un pueblo costero de mi querida provincia los niños y niñas que no promulguen la fe cristiana, tienen derecho a su primera comunión civil. Se hará en el ayuntamiento de esta insigne comunidad (no digo el nombre) y como hostia consagrada los niños tomarán una galleta Oreo, previamente consagrada por el concejal de festejos del pueblo. ¿Qué opinión os merece semejante despropósito? Y os lanzo esta pregunta yo, que precisamente, no hice la comunión católica apostólica y romana. Pero como decía aquel: «un poquito de por favor…»
- Pantalón: Amitié
- Chaqueta: October
- Camiseta: Easy Wear
- Sandalias: regalo
El viernes y presentando su debut en la Pasarela Larios, tedremos al diseñador novel , pero no por ello menos importante, de Alta Costura: Bartolome Barrera. No os lo podéis perder. Su colección es fantástica.
Nos vemos el viernes
Besos, Petra