CÁMBIAME (PARTE 1)

Estaba yo una mañana limpiando el polvo al ritmo de “Gilrs just wanna have fun”, cuando….Cling! Cling! Sonó acuciante mi móvil. Alguien me había mandado un mensaje de manera privada en Facebook. Ante la disyuntiva de tener que quitarme los auriculares y sacarme el móvil de la cinturilla de las bragas (que es donde lo tenía sujeto), o luchar contra la imperiosa (y rozando la obsesión) manía de parar mi mundo para saber quién me había escrito; si, lo habéis adivinado. Opte por lo segundo (soy débil). Me encontré el siguiente mensaje: “Mi nombre es —- y soy redactor de televisión. Me he puesto en contacto contigo por si estás interesada en participar en un programa de televisión de Telecinco, Cámbiame. Buscamos a gente que quiera vivir una experiencia nueva que le apetezca cambiar su look por algún motivo y ponerse en manos de tres estilistas profesionales. Un saludo.”

Mi cara era un poema. Whaaaat?! Telecinco? Cambiarme el look a mí? Pero si yo SOY asesora de imagen. Lo primero de todo fue pedir credenciales. Hay tanto loco y degenerado por los mundos internautas que ya he perdido la cuenta…. (Bueno, eso por un lado y por otro, saber si se estaban quedando conmigo impunemente y yo sin saberlo). Mientras, hacía un corta y pega al grupo de whatsapp de mis amigas para saber lo que pensaban del tema (afortunadamente ellas siempre me guían por el buen camino. Que sería de mí si no…). En todo momento deje clarinete que a lo que yo me dedicaba era ni más ni menos que a lo mismo que los allí presentes y el redactor me dijo que eso poco importaba. Había que tener una historia, una voluntad, unos motivos de peso. Que esto es televisión. Y Telecinco….Nada menos. Me costó solo un minuto decidir que valía la pena vivir la experiencia. Es lo que da el haber pasado hace tiempo la edad del pavo y no querer perderte nada. Yo ya he estado en televisión en anteriores ocasiones, pero siempre detrás de las cámaras, como profesional, nunca delante. Así que acepté.

Lo siguiente fue enviar algunas fotos de mi persona (ya ves tú, será por fotos…Dinero no; pero fotos; todas las que quieras y más) y grabar un vídeo de un minuto presentándome y relatando por encima el motivo de querer participar en el programa. Y yo pensando: ¿Y ahora que digo yo? ¡! Si me han llamado ellos y yo cambio de look todos los días!! En fin, pensando y requetepensandolo mucho, llegué a la conclusión de que lo único viable que se me ocurría era hacer un ejercicio empático hacía mis clientas y ponerme en sus propias carnes. Saber lo que se siente con alguien que te diga que te tienes que poner, como tienes que peinarte, maquillarte y que te ordena y rellena el armario (¡¡y hasta te tira ropa la muy cabrona!!) Total, que allá que me fui con Flavio y con un trancazo de tres pares a buscar un entorno resultón y “Fachon” para grabar el video con el móvil. Si ya de natural mi voz es más bien la de Carmen de Mairena que la de Fresita, imaginaos con faringitis. Bueno, pensé, lo mismo creen que soy un travesti y eso les da más juego. En fin, que lo envié y muy bien; genial ( A este muchacho, el redactor, todo le parecía genial. Que alegría de vivir, que envidia. A mi que, de entrada, todo me parece mal…) Después llegó la entrevista telefónica o lo que es lo mismo: las dos orejas dormidas y el rabo porque no lo tengo (no soy un travesti; juro) que si no, también (por la postura sedente). Imagínate una mezcla de una entrevista de trabajo, un test del Cosmopolitan, un preoperatorio y una consulta psicoanalítica. Pues todo eso lo metes en una coctelera y sale esta entrevista. Aprobado el proceso de selección (Ay que ver lo que le gusta al humano la aprobación ajena, ¿eh? Siempre nos llena de orgullo y satisfacción como a Juanca.), tocó hacer otro vídeo más extenso (1’ 30’’) haciendo hincapié en mi frikismo, mi desubicación natural con respecto a la sociedad actual, mi estilo ecléctico y el pasado de mi madre como modelo (maniquí en los sesenta) básicamente.

Total, que sí, que en una semana me iba a los madriles a rodar a Mediaset. Y todo esto sin comerlo ni beberlo. ¡Ay, Señor! ¡En que berenjenales te metes Petra! Continuará…

 

 

En el próximo post os relataré mi viaje paso por los estudios de grabación de Mediaset y mi viaje en Ave hasta Madrid mientras mi cartera se quedaba encima de la mesa….de Malaga.

Besos, Petra

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