¿Por qué hoy en día nos la cogemos con papel de fumar? ¿Quién nos ha impuesto este manual de instrucciones tan minucioso y detallado hasta la aberración? Todo está lleno de referéndums, memorándums y circunloquios a casco porro. Hay un dicho que por seguirlo tan a pies juntillas, estamos cayendo en la demagogia más vomitiva, y es: “Hablando se entiende la gente”. Que ciertamente, lo que nos diferencia de las bestias es, pero cuando se lleva al extremo más supino, se convierte en caricaturesco. Vivimos y nos relacionamos en el excelso arte de hablar y hablar sin decir nada.
Desde la antigüedad, la demagogia se ha usado para tiranizar al pueblo, engañarlo con promesas vanas y estériles para hacerse con el poder. Demagogia plebeya la llamaban. ¡Aaaay, que sufrido el vulgo siempre! Vuelvo a incidir en este punto, en la pureza del discurso, que debe tener esencia, debe estar vivo y salir del corazón, de tu verdad, de tu lógica aplastante… Los individuos, deben procurar y aprender a buscar la verdad y crecer. Solo así conseguirán desembarazarse de la amalgama de alquitrán pegajoso en el que están braceando todos sin ton ni son. Deben buscar su camino. Y el que no lo encuentre, a galeras a remar. Así de simple y así de excluyente. Qué mal queda y que poco políticamente correcto suena “excluir”, pero así ha sido y así debe ser. ¿Por qué incluir a elementos discordantes, incultos, zafios y tarugos en un grupo que no lo es? ¿Qué ocurre cuando metes una manzana podrida en un cesto de otras rosadas, brillantes y dulces? Todas acabarán pudriéndose, porque en este mundo, mal que nos pese, tiene más tirón la podredumbre que la pureza. Y ojo, que no hablo de lo oscuro de alma, que eso puede tener su punto de morbosidad interesante, hablo de lo bruto sin encanto, de lo obtuso, lo cafre, lo incapaz…
Me gustaría saber porque se le tiene tantísimo miedo al descarte hoy en día. La naturaleza, que es sabia, siempre hace descartes entre sus filas y es algo normal. Se trata de mejorar las prestaciones. Se busca lo óptimo. Las aportaciones a este mundo deben ser una obligación y no un favor de la persona hacía el resto. Uno viene al mundo a mejorarlo, no a vivir la sopa boba viéndolas venir. Y cada uno debe ocupar el lugar que le pertenece. Si uno sirve para ser catedrático, adelante, y si lo que sirve es para hacer surcos y sembrar papas, pues bienvenido sea. Uno no es más importante que el otro. Pero… ¡Ojo, cuidao! No queramos invertir los roles y sentar en la cátedra al campesino y poner a arar al doctor. Porque cada uno está bien donde está. No es una cuestión económica, ni de status, ni de dicks in vinegar (dicho en inglés escandalizará menos) ES QUE ASÍ DEBE SER. Con esto de la inclusión por decreto, se nos está mezclando el agua con el aceite y de ahí no puede salir nada bueno.
El “buenísmo”, palabra que me parece patética, por cierto. (es fea, no tiene musicalidad y me parece recubierta de un halo de emblema rancio, pero a falta de otra, usaré esta), está haciendo muchísimo daño. Ese afán por hacer de las personas una pasta mediocre y sin fundamento, me irrita hasta el punto de escribir este artículo, que a priori tildarán hasta de un deje “hitleriano”, por hacer paralelismos extraños con lo de la raza aria y toda la pesca…. Nada más lejos de la realidad. Pero a veces, las mentes se van por los cerros de Úbeda cuando no tienen una etiqueta que colocar en tu frente. Ya sabéis: Con un salivazo en la frente y una palmada ¡Pam! Ya estás clasificado. Todos contentos.
Existe una especie de terror irracional a declararse en rebeldía. A quedarse “demodé”, a arrastrar valores cognitivos o fundamentales… Que no se dan cuenta que la libertad como todo lo abstracto, no existe. Es una idea, no un plan. Pero sí que nos podemos agarrar a los adjetivos derivados como a clavo ardiendo sobre el precipicio: liberador, libertinaje… Cuando uno intenta escabullirse, pensar en voz alta y clara; la vida sin duda le irá a peor. ¡Pero cuán gratificante es no asistir a las clases de contorsionismo para alcanzar sus propios miembros!
Y hasta aquí hemos llegado hoy. El lunes que viene, más.
Besos, Petra
P.S. Barrunto que algo nuevo y emocionante se avecina en el jugaréis un papel fundamental.