«Ser un gigante, eso es lo que me gustaría. Un gigante descomunal, ciclópeo. Para poder coger el mundo entre mi índice y mi pulgar y aplastarlo lentamente hasta que quede un suave y fino polvo. Después con la fuerza de mis pulmones soplar ese polvo y observar bobalicón con  mi único ojo, como desaparece en el infinito. Mientras que…

Qué alegre me siento cuando se acerca la “Happy Hour” Y me marcho a mi casita, con un sobrecito repleto de dinerito. Pero mientras transcurre el tiempo hasta esa hora feliz, cuantos días fatídicos, cuanta neurona quemada, cuanta abstracción (impuesta claro está, por mí mismo) para no caer en la más absoluta desdicha. Y el cruel despertador que me escupe…