Qué alegre me siento cuando se acerca la “Happy Hour” Y me marcho a mi casita, con un sobrecito repleto de dinerito. Pero mientras transcurre el tiempo hasta esa hora feliz, cuantos días fatídicos, cuanta neurona quemada, cuanta abstracción (impuesta claro está, por mí mismo) para no caer en la más absoluta desdicha. Y el cruel despertador que me escupe…