La envidia es un Pecado Capital, señoras. Me encanta que me envidien, pero aún me gusta más si la envidiosa soy yo. Es un excelente acicate, un despabilador del subconsciente más creativo e irracional, que, al fin y al cabo eso es la poesía. Si algún mal sentimiento no nos obligara a vomitar la poesía, que sería de nosotros,…