COSAS QUE JODEN

Cosas cotidianas que joden (y mucho):

  • Sí, ya sé que a fumar nadie te obliga, pero hay muchas formas de joderse voluntariamente y esta es una de ellas. Como iban a ser lo mismo esos pasillos de instituto llenos de humo que parecía que en cualquier esquina te iba a asaltar Jack el destripador mínimo, mientras tú, con tu pitillo en la comisura y un pie apoyado en la pared, debatías sobre los misterios de la humanidad…Hombre “parfavaaaarrr”. A ti no había quien te ladrara. “Pero tía –me decían— ¡Qué eres asmática! —¿Y a mí qué? De algo hay que morir. —Respondía yo— Con toda la chulería de la juventud”. Pues eso. Edad del pavo supina.

 

  • Engancharte con el picaporte. Mi acto de rebelión de objeto inanimado favorita. La manga, el paraguas, las bolsas del mercadona…Cualquier cosa susceptible de retenerte en ese pasillo oscuro y siniestro…Segurita estas de que ha sido un ente que te quiere arrastrar hacía la oscuridad y darte lo tuyo y lo de tu prima. Debe ser la venganza por tantos portazos y sobeteos con manos aceitosas o algo…Yo hace algún tiempo estuve un año sin puertas en casa (se me acabó el presupuesto de la remodelación) y vivía feliz creyéndome un alma libre en un apartamento tipo loft –el que no se consuela es porque no quiere—. Tenía una cortinilla de cuentas monísima en el baño, pero mis amigos decidieron que no era viable hacer caca así a la buena de Dios. Y ya que tuve que poner esa, pues las puse todas. Lo que no haga una para que sus amigos caguen a gusto…

 

  • Que se te cuelen: Esas señoras que ya las ves venir… y te pones tensa. Desarrollas un sentido cognitivo para reconocerlas al instante. De un rango de entre 50 y 70. Peinado semanal de peluquería con litros de laca, zapatos de esos “24 horas”, panties de compresión de las varices hasta en agosto…Y carro de la compra. De cuadros. Siempre. Ellas llegan muy dignas a que las despachen enseguida y tú te quedas con cara de panoli pensando si por fin tu sueño del poder de invisibilidad se habrá hecho realidad. “Señora perdone, pero me tocaba a mí —reclamas con una voz bajita y titubeante—“Ellas te miran desde su pelo “skyline” como la que mira a un molesto mosquito con cara de repulsión y te dicen: “—Ay perdona, no te había visto.” En el fondo siento una gran admiración por ellas. They’ve  got the power.

 

  • Fregar los platos: Lo odio profundamente. Entras en faena y dices: “Voy a silenciar el móvil”. Es inútil, porque estás viendo la lucecita parpadeante reclamando tu atención. Te secas las manos y es tu hermana que te da el parte del tiempo. Piensas: “lo pongo bocabajo y así no hay más interrupciones”. ¡Pinche móvil! ¿Pues no va y se refleja en la encimera? Vuelta al secado. Esta vez es un “gracias” de tu amiga a la que le mandaste un enlace hace dos días y contesta ahora. Y así sucesivamente… Conclusión: Tardas dos horas y media en fregar 4 platos y una taza. Eso si no contamos el momento flash dance, cuando el chorro, de entre todos los elementos que hay dentro del fregadero, decide incidir en la cuchara y te salpica en toda la jeta en plan anuncio exótico de desodorante,  mientras te imaginas a ti misma en un video a cámara lenta moviendo la cabeza en plan sexy con tus guantes de goma, un chándal viejo y las gafas llenas de goterones. Va a ser que tiene más de Almodóvar que de “Flash dance…

 

 

Y así podía seguir hasta el infinito y más allá  porque actualmente en mi vida, son más las cosas que me joden, que las que me reconfortan. Se aceptan aportaciones.

Besos, Petra

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Un comentario

  1. Una de las cosas que más coraje me da a mi, son esas mañanas que te levantas sin ninguna gana, retrasando el despertador para luego no volver a dormir pensando que en seguida volverá a sonar y lo peor de todo es que es para ir a trabajar, pero aún así te levantas, te acicalas, desayunas sin ganas, miras el mal tiempo que va a hacer, te congelas las manos raspando el hielo de tus lunas del coche, ese que aparcaste de nuevo en el escampado la noche anterior tras media hora de dar vueltas esperando que se produzca el milagro de que alguien salga en el justo momento en el que tú pasas, te metes en el coche helado hasta que la calefacción quiere emitir ese aire caliente que ansias para notarte que sigues viva y que justo comienza cuando ya estás llegando, si, justo cuando ponen tu canción favorita en la radio, que es cuando tienes que apagar el motor para no parecer la loca poseída del coche por las mañanas, te diriges a tu departamento canturrenado esa cancion que ahora se quedará en tu mente todo el día, se te pasa el mal rollo y reflejas positivismo y felicidad y saludas los buenos días con alegría y sonrisa a quien te encuentras de paso, para recibir…una mirada de arriba abajo con cara de… Y tú quien te crees que eres para dirigirte a mi?… Así que la siguiente vez, mejor que esa persona no se cruce por mi camino o le echaré la mirada que nos ponían nuestras madres cuando eramos niñ@s y estábamos haciendo algo malo en público…

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